El escenario político colombiano se caldeó aún más con las recientes declaraciones del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, en el Congreso Nacional de Comerciantes. Al arremeter contra el presidente Gustavo Petro, Gutiérrez no solo encendió la mecha de la polarización, sino que utilizó una frase de un impacto desgarrador: «Si Petro no hubiera sido presidente, Miguel Uribe estaría vivo». Esta afirmación, de una contundencia dramática, merece un análisis que trascienda la mera disputa electoral.

La Carga de las Palabras

 

La supuesta cita sobre Miguel Uribe, aunque aún debe ser verificada en su contexto y exactitud (dado que el senador Miguel Uribe Turbay está vivo y es un activo opositor del gobierno), funciona como un potente golpe de efecto si se entiende en el contexto de la crítica a la seguridad que muchos sectores achacan a la administración Petro. Si la frase original del alcalde se refería a una persona diferente o es una cita inexacta en el titular, el daño retórico ya está hecho. El alcalde está capitalizando el descontento en temas de orden público y la sensación de vulnerabilidad que permea a la ciudadanía. La estrategia es clara: vincular directamente la gestión del gobierno nacional con la pérdida de vidas, la narrativa más poderosa y emocional en política.

El Horizonte 2026: Una Promesa Electoral Disfrazada de Crítica

La crítica de Gutiérrez va más allá de un simple reproche coyuntural. Su optimismo respecto a la elección de un candidato «diferente a la línea de Petro» en 2026 no es casual. Medellín, bajo su liderazgo, se ha consolidado como un bastión de la oposición. Al asegurar que el próximo año el presidente sí estará presente en el evento porque el electorado habrá «escogido» otro camino, Fico se posiciona no solo como alcalde, sino como un potencial líder y articulador de esa «otra línea» política. Es un mensaje directo a las bases empresariales de Fenalco, asegurándoles que hay una luz al final del túnel de la actual administración.

La ausencia de representación del Gobierno nacional en un evento tan relevante para el sector económico, debido a «serias diferencias con Fenalco», solo subraya la ruptura entre el estamento empresarial y el ejecutivo. En este ambiente de tensión, las palabras de Gutiérrez resuenan con especial fuerza entre los comerciantes, quienes sienten que sus preocupaciones no son escuchadas por el gobierno central.

¿Es Justo el Ataque?

Si bien es legítimo y necesario criticar la gestión gubernamental, especialmente en aspectos sensibles como la economía y la seguridad, la pregunta es si la retórica empleada por Gutiérrez es constructiva o meramente incendiaria.

A favor del alcalde: La oposición tiene el deber de señalar las fallas. El desinterés del gobierno por dialogar con gremios como Fenalco puede interpretarse como una cerrazón que afecta la estabilidad del país.

En contra de la retórica: Utilizar la tragedia o una referencia a la muerte como arma política, si bien es una técnica antigua, corre el riesgo de caer en el populismo emotivo. La complejidad de la seguridad y el crimen no puede simplificarse a la mera presencia o ausencia de un presidente; es un problema estructural que se agrava o mejora con políticas, no solo con nombres.

Las declaraciones de Federico Gutiérrez son un claro abrebocas de la campaña presidencial de 2026. Al usar el Congreso de Comerciantes como plataforma, ha elevado el tono de la confrontación política a niveles que exigen a la ciudadanía discernir entre la crítica fundamentada y la simple arenga electoral. La democracia exige debate, pero la responsabilidad ética demanda que ese debate respete la verdad y evite la instrumentalización del dolor. El país espera menos polarización y más propuestas.

¿Cree usted que este tipo de declaraciones ayudan a encontrar soluciones o solo aumentan la división en el país?