La reciente designación de Edith Bastidas como Viceministra de Políticas y Normalización del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible no es solo un nombramiento más en el Gobierno Nacional, sino un poderoso refuerzo al enfoque territorial y étnico de las políticas públicas en Colombia. Con Bastidas, una reconocida líder indígena del Resguardo de Ipiales, la comunidad Pasto y el departamento de Nariño suman una nueva ficha clave en la cúpula administrativa.
Este nombramiento simboliza una apuesta audaz y necesaria: acercar las decisiones ambientales a la realidad de los territorios.
La hoja de vida de Bastidas es contundente. Abogada con especializaciones y maestrías, su trayectoria va más allá del escritorio. Se ha consolidado en la defensa de los derechos colectivos y la protección ambiental en el sur del país, experiencia vital que la llevó a ser Secretaria de Ambiente de la Gobernación de Nariño. Su paso por la administración local la dotó de una perspectiva pragmática sobre los desafíos de la conservación y la gobernanza ambiental desde la base.
Su primer pronunciamiento como viceministra encapsula la esencia de su misión: "fortalecer la participación de actores determinantes para la gestión ambiental y territorial como son los Pueblos Indígenas, el Pueblo Afrodescendiente y las comunidades campesinas." Esto es crucial. En un país megadiverso, gran parte de la riqueza natural yace en territorios ancestrales y rurales, cuya supervivencia depende de los conocimientos tradicionales de sus habitantes. Integrar estas voces no es un gesto de inclusión, sino una estrategia de sostenibilidad. Las comunidades étnicas son, de facto, los guardianes más efectivos de los ecosistemas.
La llegada de Bastidas, que se une al Taita Polivio Rosales Cadena (exviceministro de Desarrollo Rural), consolida a Ipiales como un epicentro de liderazgo indígena con influencia directa en la política nacional. Ambos representan la capacidad del pueblo Pasto para trascender la gestión local e incidir en las grandes decisiones del país, aportando un enfoque territorial que tanto se requiere para enfrentar la crisis climática y la deforestación.
En un contexto donde la acción climática exige soluciones inmediatas y adaptadas, la experiencia de vida y la visión política de líderes como Bastidas son invaluables. Su red de apoyo, que incluye vínculos profesionales con el Gobernador de Nariño y la Ministra de Ambiente, Irene Vélez, promete una articulación institucional más fluida entre el nivel central y los desafíos del sur.
La tarea no es menor. El Viceministerio debe traducir las normas y políticas ambientales complejas en acciones tangibles y justas para los territorios. Al final, la verdadera sostenibilidad no se dicta en Bogotá, sino que se construye en las asambleas comunitarias, en los resguardos y en los campos. Con Edith Bastidas en el timón, el Ministerio de Ambiente tiene la oportunidad de demostrar que la sabiduría ancestral y la gestión técnica pueden, y deben, ir de la mano.