Pasto está dando un paso trascendental que va más allá de la gestión administrativa: está sentando las bases de una Política Pública de Agroecología (PPA) con la mira puesta en la sostenibilidad y el "bien vivir comunitario". Liderado por la Alcaldía de Pasto a través de la Secretaría de Agricultura, y en crucial articulación con la Asociación para el Desarrollo Campesino (ADC) y el proyecto Sinchisuyu, este proceso es un claro ejemplo de cómo la participación colectiva puede transformar el modelo territorial.
Un Liderazgo Pionero en Capitales
El inicio de la construcción de esta PPA marca un hito significativo. Como lo destaca la secretaria de Agricultura, Silvia Pupiales, Pasto aspira a ser la primera ciudad capital en Colombia en consolidar una política pública de este calado, siguiendo las experiencias ya establecidas a nivel nacional y departamental. Este liderazgo subraya una visión progresista que reconoce la agroecología no como una alternativa marginal, sino como un eje central para la seguridad alimentaria, el cuidado del territorio y la salud social.
El primer encuentro fue una demostración de articulación y participación genuina. Productores, agroecólogos, organizaciones sociales e instituciones convergieron para compartir sus experiencias y visiones. Este enfoque inclusivo es la columna vertebral de la PPA, asegurando que los lineamientos que surjan—como señala Mónica Charfuelan de la ADC—sean definidos con base en las realidades y los saberes de las comunidades.
Más Allá de la Cosecha: Un Campo Amplio y Dinámico
La agroecología es, por definición, un concepto holístico. El proceso de Pasto lo entiende a cabalidad, valorando las contribuciones que llegan desde la cultura, las artesanías y otros ámbitos que se entrelazan con la agricultura. No se trata solo de métodos de siembra sin químicos, sino de una filosofía de vida que respeta los ciclos naturales y fortalece el tejido social.
La ambición es establecer alianzas estratégicas entre el sector público, la sociedad civil y el sector privado para fortalecer el trabajo conjunto en torno a la producción agroecológica y la seguridad alimentaria. Este esfuerzo colectivo no solo busca cambiar la forma en que se cultiva, sino también la forma en que se consume y se habita el territorio.
La Participación Como Cimiento
Con una hoja de ruta que incluye cinco encuentros territoriales, uno con comunidades étnicas, otro con instituciones y un último de validación, la Alcaldía garantiza que la política sea verdaderamente incluyente y transformadora. Este no es un decreto impuesto, sino un consenso construido.
El proceso de Pasto es una declaración de intenciones: la ciudad está apostando por un modelo que prioriza la salud de su gente y de su tierra, honrando las tradiciones mientras mira hacia un futuro sostenible. Es una siembra de conciencia y colaboración cuyo fruto promete ser el bienestar duradero de todo el municipio.