El reciente golpe al narcotráfico en Samaniego, Nariño, donde se desmanteló un centro de acopio de cocaína y se incautaron más de 120 kilos de estupefacientes, no es un hecho aislado, sino la prueba de que la estrategia del "Plan Cazador" está dando frutos. La ofensiva coordinada entre la Policía Nacional y el Ejército, bajo la dirección de la Fiscalía, demuestra que la inteligencia y la acción conjunta son las herramientas más afiladas en la lucha contra el crimen organizado. 🇨🇴


La Caza Continúa en Nariño 

El éxito de esta operación no se mide solo en los $124.5$ kilos de droga incautada (entre pasta base de coca y clorhidrato de cocaína), ni en la captura de dos personas. Su verdadero valor reside en el impacto directo a las finanzas de las denominadas Autodefensas Unidades de Nariño (AUN). Al atacar su capacidad de acopio y logística, se lesiona la médula de su negocio ilícito, que se alimenta de la miseria y la violencia. Cada kilo de droga retirado de las calles es un ingreso menos para el crimen y un riesgo menos para la salud pública y la juventud de Nariño.

El descubrimiento de que la droga era procesada en laboratorios clandestinos y luego enviada a Ecuador subraya la complejidad transnacional de esta red. Samaniego, como municipio estratégico, se convierte en un centro de gravedad para el narcotráfico, y por ende, en un objetivo prioritario para las autoridades. La información aportada por la "fuente humana" fue crucial, lo que resalta la importancia de la confianza ciudadana y la cooperación en estos territorios históricamente golpeados.


El "Plan Cazador": Más que una Estrategia, un Compromiso

El nombre "Plan Cazador" evoca precisión y perseverancia. No se trata de operativos esporádicos, sino de una estrategia institucional permanente diseñada para desarticular metódicamente las estructuras del narcotráfico. Este enfoque integral, que combina investigación criminal, inteligencia policial y operaciones especiales, es el camino correcto para devolver la tranquilidad al departamento.

La lucha contra el narcotráfico en Nariño es una carrera de resistencia. Si bien cada golpe como el de Samaniego es un motivo de celebración y un reconocimiento al valor de nuestras fuerzas de seguridad, la amenaza es persistente. Es fundamental que el Estado mantenga y fortalezca este tipo de operativos, no solo en la captura y el decomiso, sino también en el control territorial y la inversión social. Solo desmantelando la economía ilegal y ofreciendo alternativas de vida digna a las comunidades afectadas, se podrá asegurar una paz duradera.

La Policía Nacional ha reafirmado su compromiso. Ahora, la sociedad y las instituciones deben respaldar incondicionalmente esta "cacería" que, más allá de la noticia, significa proteger la vida, el futuro y la tranquilidad de los nariñenses. El mensaje es claro: el cazador está activo y no dará tregua. 👊