La noticia de la captura de un presunto homicida en San Pablo, Nariño, es un bálsamo necesario en medio de las persistentes preocupaciones por la seguridad en el departamento. La Policía Nacional, a través de la SIJIN, ha reportado un "nuevo golpe contra el homicidio", un término que resuena con la urgencia de demostrar resultados. Es fundamental reconocer y aplaudir la labor de inteligencia y la coordinación con la Fiscalía que permiten materializar estas órdenes de captura, especialmente cuando se basan en información de la ciudadanía, como se menciona en el comunicado.


El Dilema del "Operativo Exitoso"

Si bien este operativo específico representa una victoria para las autoridades—sacando de circulación a un individuo señalado de un crimen grave y recuperando elementos probatorios como la motocicleta y los teléfonos celulares—debemos preguntarnos: ¿Es este tipo de captura un fin en sí mismo o solo una parada necesaria en un camino mucho más largo?

El éxito de la captura es innegable, pero la verdadera prueba del sistema de justicia comienza ahora. El término "presunto responsable" es crucial. La labor de la Fiscalía y los jueces debe ser meticulosa para garantizar que este caso culmine en una condena justa y contundente, enviando un mensaje claro a quienes atentan contra la vida en Nariño. De lo contrario, el "golpe" policial se diluye en la impunidad.


La Seguridad como Estrategia Integral

La violencia en Nariño, y en gran parte de Colombia, rara vez se debe a incidentes aislados. A menudo está entrelazada con dinámicas de crimen organizado, narcotráfico y control territorial. La estrategia institucional del "Plan Ofensiva Territorial" de la Policía es una respuesta necesaria a esta realidad. Sin embargo, la seguridad no se puede medir solo por el número de capturas.

Para que la tranquilidad sea duradera, es imperativo que las acciones operativas se complementen con:

  1. Inversión Social: Abordar las causas estructurales del crimen, como la falta de oportunidades y educación, especialmente en zonas rurales como la vereda El Alto, donde ocurrió el asesinato.

  2. Fortalecimiento de la Justicia: Garantizar que los procesos judiciales sean ágiles y transparentes. La confianza ciudadana se construye no solo con la captura, sino con la certeza del castigo.

  3. Protección a la Fuente Humana: La información ciudadana fue clave en este caso. El Estado debe asegurar la protección de estas fuentes para que la colaboración no sea un acto de riesgo, sino un deber cívico respaldado.

El compromiso de la Policía Nacional de "llevar ante la justicia a quienes atentan contra la vida y la tranquilidad" es la promesa que espera la ciudadanía. La captura en San Pablo es una excelente noticia, un indicio de que la estrategia está funcionando. Ahora, el foco debe pasar de la acción policial a la solidez judicial. Solo así, un operativo exitoso se convertirá en un avance real y sostenible para la paz en Nariño.