La reciente jornada de sensibilización vial en Tangua, Nariño, no es solo una noticia sobre operativos de tránsito; es un llamado de alerta urgente. Que un municipio como Tangua lidere las estadísticas departamentales de siniestralidad vial, con la escalofriante cifra de 18 fallecidos hasta julio de 2025, es una tragedia que nos obliga a mirar más allá de la multa y el comparendo.


La Urgencia Detrás de la Cifra

El hecho de que Tangua haya sido priorizado por la Subsecretaría de Tránsito y Transporte Departamental, con el apoyo del SIMIT (Sistema Integrado de Información sobre Multas y Sanciones por Infracciones de Tránsito), subraya una dolorosa realidad: la irresponsabilidad en la vía está costando vidas. Dieciocho familias en luto son la manifestación más cruda de la falta de respeto por las normas, la negligencia al volante y, en muchos casos, la conducción bajo efectos del alcohol.

La presencia del aula móvil sistematizada del SIMIT fue una estrategia inteligente. No solo se trató de castigar; se ofreció una salida constructiva: asesoría jurídica, verificación de infracciones y facilidades de pago. Más de 100 conductores tuvieron la oportunidad de saldar deudas de años y recuperar licencias. Este enfoque de "mano dura con mano amiga" es vital, pues reconoce que la solución pasa tanto por la sanción como por la posibilidad de reinserción y corrección.


La Tecnología y la Conciencia: Los Pilares del Cambio

El uso de tecnología digital y satelital por parte del SIMIT en su aula móvil es un avance notable en la gestión territorial de la seguridad vial. Facilita a los conductores el ponerse al día y, a la vez, libera recursos de las autoridades locales.

Sin embargo, la tecnología solo es una herramienta. El verdadero cambio reside en la cultura de autocuidado y el respeto por la vida, propia y ajena.

Las campañas de educación y la reiteración por parte de inspectores y la Policía Nacional sobre la importancia de la revisión técnico-mecánica, el SOAT vigente y, sobre todo, la necesidad de evitar el alcohol al conducir, son el eco de una verdad inmutable: la responsabilidad individual es la primera línea de defensa contra los siniestros. Como mencionó Sonia Cabrera, del Centro de Diagnóstico Automotor, la articulación institucional debe enfocarse en promover esta cultura.


De la Sanción a la Salvaguarda

La jornada de Tangua es un poderoso recordatorio de que la seguridad vial no es solo un tema de infraestructura o policía, sino un compromiso social. El objetivo final, como lo reafirma la Subsecretaría, es reducir la siniestralidad y salvaguardar la vida de los nariñenses.

Para que este esfuerzo tenga un impacto duradero, cada ciudadano debe internalizar que las normas de tránsito son, ante todo, normas de vida. La próxima vez que estemos al volante, o incluso como peatones, recordemos las 18 vidas perdidas en Tangua. Ese es el peaje más alto que hemos pagado.

Es tiempo de pasar del conocimiento de la norma a su aplicación consciente. La vida de un nariñense vale más que cualquier infracción. ¿Estamos, como sociedad, listos para asumir esa responsabilidad y hacer de Nariño un departamento donde la vida prime sobre la velocidad y la imprudencia? La respuesta debe ser un rotundo sí